Pato con peras


Pato con peras.

Pato con peras.

Conocí este guiso típico catalán hará unos seis años y me enamoré de él perdidamente. De hecho, fue uno de los primeros platos que anoté en mi lista de propuestas al iniciar mi andadura en el blog. Antes de iniciar un nuevo proyecto cada semana, procuro documentarme un poco sobre el origen de la receta y sus peculiaridades. Como el mundo de internet está lleno de manuales de cocina y variantes personales, también hago un análisis comparativo de cuál es la receta más auténtica, o la mejor variante, o incluso hago mis propias pruebas por si una personalización aportaría valor. Así nace un post en este blog. En el caso del pato con peras, o ánec amb peres, el objetivo era encontrar la receta madre tradicional, porque es un plato muy versionado. He encontrado desde versiones familiares hasta sofisticadas interpretaciones de autor.

Buscando, buscando, uno siempre encuentra joyas debajo de las piedras y yo he encontrado una fantástica. Resulta que un equipo de expertos de la Fundació Institut Catalá de la Cuina ha recopilado en un vasto trabajo de ocho años un inventario de 1.136 registros tipificando la cocina catalana y proponiéndola a la UNESCO como Patrimonio inmaterial de la humanidad. ¡Ahí es nada, los catalanes haciendo patria. Ojalá todas las comunidades autónomas difundiéramos nuestros recursos culturales de esta manera! Este libro, como os imaginaréis, ya forma parte de mi lista de deseos para el próximo año, pero mientras no lo tenga en mi estantería, puedo consultar las recetas en este buscador que han incorporado a su web. Está en catalán, pero os invito a echarle una ojeada porque es una delicia. Sigue leyendo

Estofado de ciervo con calabaza, espinacas y granada


Estofado de ciervo con calabaza, espinacas y granada

Estofado de ciervo con calabaza, espinacas y granada

Más cocina de otoño. La primera vez que cociné ciervo en mi vida fue allá por 1994, hará unos 20 años. En aquella época se había puesto de rabiosa moda la caza, los restaurantes llenaron sus cartas de platos de caza, las mejores tiendas anunciaban que tenían carnes de caza disponibles como un valor añadido, salieron cantidad de productos que ahora son habituales como embutidos, patés, etc…

Fashionista gastronómica confesa que era una ya desde joven, me acababa de comprar un libro gordísimo sobre cocina de caza y quería quedar bien con un grupo de amigos a los que había convidado a comer. Estaría bien que si mis colegas de entonces leyeran estas Yo nunca había hecho un guiso tan elaborado y la verdad es que el resultado fue magnífico, teniendo en cuenta que por aquel entonces era una simple aprendiz de pinche. Quedé como una reina ante mis invitados, que siendo tan jóvenes como yo, cualquier cosa que se saliera de «a la plancha» o «a la vinagreta» ya nos parecía otro mundo.

Esto de escribir un blog recetario para disfrute de mi hija tiene sus ventajas, ya que me está haciendo recordar mis viejas recetas y renovarlas. En este caso, encontré la inspiración en la revista Cuina, que publicó en octubre un maravilloso especial dedicado a la cocina de esta temporada. He traducido la receta original, fabulosa con este toque de color de la granada. También la he modificado un poco, añadiendo una picada, también catalana, que le añade más carácter a la salsa. Sigue leyendo

Cochinillo asado en cocotte


Cochinillo asado en cocotte.

Cochinillo asado en cocotte.

Cocotte, pot, casserole, potjie, satsunabe… Múltiples términos para denominar un tipo de olla de hierro fundido de paredes gruesas y una tapa bien ajustada cuyo origen, tal y como la conocemos ahora, proviene de una cacerola holandesa llamada Dutch Oven. Se las conoce así en el mundo, porque a finales del siglo XVII, los fabricantes holandeses utilizaban una técnica de alisado de las paredes con arena seca que mucho más innovadora que la de los productores del resto de Europa. La olla cruzó así las fronteras de Holanda y llegó a Inglaterra, donde se empezó a fabricar y exportar a las nuevas colonias americanas, donde ha seguido usándose hasta la actualidad.

La cocotte de hierro fundido resultaba muy útil en aquellas cocinas debido a que un único cacharro servía para todo estofar, cocer, hornear, freír… El hierro es un pobre conductor del calor y le cuesta un tiempo calentarse, pero una vez caliente, retiene durante mucho tiempo el calor absorbido, por lo que la olla con ayuda del sellado de la tapa, es capaz de irradiar ese calor dentro del recipiente y cocinar con fuego bajo, haciendo circular tanto el aire caliente como el vapor de condensación del agua de los alimentos hacia su interior. También puede mantener caliente la comida durante mucho tiempo después de quitarla del fuego. Y lo mismo pasa con el frío. Una cocotte previamente enfriada en la nevera, es capaz de mantener un alimento frío durante unas horas. Las cocotte de hierro fundido únicamente necesitan un pequeño mantenimiento de curado con aceite para evitar el óxido y crear una pátina antiadherente que hará que dure durante generaciones.

Una de las innovaciones más importantes vino al principio del siglo XX, en Francia, cuando Armand Desaegher, que era especialista en hierro fundido y Octave Aubeq, experto en esmaltado, descubrieron que se podían mejorar la versatilidad de la cocción en hierro fundido si se añadía un baño de esmalte vitrificado, ya que eliminaba la necesidad de realizar el curado antes de usarla y facilitaba la limpieza de la olla. Toda una revolución en la cocina que se convirtió en un icono de estilo en las cocinas de todo el mundo.

Para la receta de hoy utilizaremos la cocotte en modo horno. En cierto modo es como meter un horno dentro de un horno y asando la carne superjugosa sin necesidad de añadir agua o caldo. Sigue leyendo